Raudo News
19 de Julio de 2018 | 12:57
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Un brindis por las pastelerías

 

Casi todas las dietas eliminan los productos con alto contenido en azúcar. Y no es que nos pongamos a liderar movimientos en contra de esta prohibición de dulces, pasteles, tartas, chucherías varias…porque es cierto que, en determinadas enfermedades, el azúcar es un problema para la salud de la persona afectada y porque también es cierto que si nuestro objetivo es rebajar unos cuantos kilos, es lógico que se eliminen los productos azucarados de nuestra dieta.

 

Pero, al margen de estas apreciaciones lógicas y saludables, todos estaremos de acuerdo en que nuestra vida no sería lo mismo sin estas delicias para el paladar de niños, jóvenes y mayores. Es más, no hay una celebración que no vaya acompañada y liderada por un majestuoso postre a base, fundamentalmente, de azúcar. ¿Se puede concebir un cumpleaños sin tarta? y ¿una boda, un aniversario o una jubilación? No, simple y llanamente, no.

 

Las tartas son el colofón de todo evento que se precie, ya sea familiar, laboral o social. Gracias a la existencia de las pastelerías industriales de Madrid y quién dice Madrid, dice Valencia, Zaragoza, Sevilla … Todas y cada una de ellas, ofreciendo sus postres típicos, tradicionales y aquellos destinados a determinadas festividades, el clásico Roscón de Reyes para la época navideña, los huesos de santo para el día de los difuntos etc

 

Vamos a imaginar por un momento el cumpleaños de nuestro hijo. Todos los niños reunidos delante de una mesa repleta de sandwichs, bocadillos, patatas fritas, refrescos… y esperando ese momento mágico en que hace aparición la tarta de cumpleaños, una tarta llena de colores, figuritas, dibujos, dedicatorias y con tantas velas como años cumple el niño. Pues bien, imaginemos que no hay tarta, que no llega ese momento esperado en el que las luces se apagan para que las velas del gran pastel brillen más… las sonrisas de los niños allí reunidos, darían paso a unos ojos abiertos y llenos de asombro y después, caritas decepcionadas y tristes.

 

Así que, hoy vamos a terminar este artículo ofreciendo un brindis por esas fábricas de pastelería, esas fábricas de sonrisas y de alegrías. Esas fábricas en las que sus obradores moldean las tartas y pasteles al gusto del consumidor y cuyo objetivo es dibujar sonrisas y alegrar corazones.

 

Un gran brindis por los pasteles, por el chocolate, la fresa y la nata. Que no falten los dulces en nuestra vida, con moderación, eso sí, pero que no desaparezcan para siempre.