Raudo News
14 de Marzo de 2019 | 14:59
ACTUALIDAD

La complejidad del mercado de valores

La cantidad ingente de sustantivos que aluden a realidades económicas nos puede resultar abrumadora muy a menudo. Conceptos como bienes y servicios, compraventa o activos financieros son diferentes entre sí, pero la complejidad del entramado quizá nos cause confusión.

Por ejemplo, la palabra «mercado» tiene varias capas. ¿Qué es, en su origen, un mercado? Un espacio físico en el que multitud de personas ofrecen sus productos para que los clientes los compren y los consuman.

Pero en el ámbito de internet, mercado puede significar también comercio electrónico o mercado de valores, y puede relacionarse también con créditos online rápidos y activos financieros.

Vamos a centrarnos en el mercado de valores. ¿Qué es? En pocas palabras, es un tipo específico de mercado de capitales. Por lo tanto, se hace necesario definir este segundo término.

Un mercado de capitales es un tipo de mercado en el que lo que se compra y se vende son títulos, que a su vez representan los diferentes activos financieros de todas aquellas empresas que cotizan en Bolsa.

En el caso concreto del mercado de valores, los bienes no concretos que se intercambian son rentas, que pueden ser variables y fijas. Este tipo de valores e negocian, de ahí su compleja estructura.

Podemos apreciar la estrecha simbiosis entre las TICs e internet en particular, y estos prototipos de mercado, cuando atendemos a su funcionamiento.

La manera de participar en el mercado de valores es realizando todas las operaciones a través de los ECN, servidores automatizados en el que los inversores pueden interactuar entre sí desde cualquier región del mundo.

En general, la red se ha adueñado de todo tipo de procesos económicos; desde la venta de artículos de segunda mano, hasta la solicitud de cantidades monetarias cedidas por prestamistas. Los mercados de valores no iban a ser una excepción.

En definitiva, los mercados de capitales, y más concretamente los mercados de valores, son un claro reflejo de cómo el tapiz monetario se hilvana de maneras estrechas y difíciles de analizar. La economía nunca ha sido una materia simple, pero la tecnología hace que lo sea todavía menos.