Raudo News
8 de Julio de 2021 | 13:51
Alimentación

Disfrutar de los pasteles sin descuidar la salud

A veces nos encantaría seguir siendo niños. No solo porque, al ser pequeños, somos más inocentes y no tenemos problemas serios de los que ocuparnos, sino porque también podemos disfrutar sin remordimientos de cosas por las que, al crecer, aprendemos a culparnos. Una de ellas es la sencilla acción de comer dulces y pasteles. El organismo infantil tolera mejor que el adulto la grasa, el azúcar y los carbohidratos, elementos de hecho importantes para su crecimiento. Nosotros, sin embargo, aprendemos que, si no cuidamos nuestra dieta y reducimos el consumo de productos de fábrica de pastelería, podemos tener problemas de corazón o colesterol.

 

Pero muchas personas creen erróneamente que la solución pasa por desechar los dulces de manera absoluta. En realidad, como suele decirse, lo ideal en una dieta es comer de todo en pocas cantidades, si bien es lógico que demos importancia al equilibrio de proteínas, hierro y vitaminas, que es el más sano posible. No obstante, no destruiremos nuestra responsable dieta si de vez en cuando nos damos un capricho acudiendo, por ejemplo, a nuestra pastelería industrial de Madrid favorita. De hecho, contribuye a que podamos seguir con nuestro estricto control.

 

Porque, para la salud mental, es importante saber combinar la responsabilidad con algún que otro premio gratificante. Disfrutar de los dulces, por ejemplo, una o dos veces al mes, quizá un poco más, es una manera de compensarnos a nosotros mismos por el titánico y nada fácil esfuerzo que hacemos para llevar una vida sana. De igual modo, podemos aprovechar las fechas señaladas y más sociales, las más complicadas de evadir, para esa compensación. Si nos hemos pasado todo noviembre, como suele decirse, a pan y agua en cuanto a dulces, podemos darnos unos cuantos caprichos en Navidades, como los turrones o los roscones de Reyes.

 

En definitiva, la variedad puede ser muy positiva, y podemos tener una salud de hierro siendo también amantes de la nata, del chocolate, de los helados o de las galletas. A fin de cuentas, ya hemos renunciado a demasiadas cosas debido a la pandemia del coronavirus. Con responsabilidad, todo es posible.