Raudo News
24 de Enero de 2018 | 12:21
ACTUALIDAD

Climatología y antigüedad afectan al estado de los edificios

 

El deterioro paulatino o brusco, en algunos casos, de los edificios es un hecho. Es algo inevitable y que no depende de nosotros, pero, lo que sí está en nuestra mano, es buscar una solución al problema concertando una cita con los responsables de una empresa de rehabilitación de edificios. Arquitectos, ingenieros revisarán el edificio a fin de averiguar las causas que han producido la humedad, las grietas, fisuras y los desconchones en las fachadas o en las zonas interiores de las viviendas. Una vez que se conozca el origen de las averías, el siguiente paso es proceder con las obras pertinentes.

 

Cuando empezamos a darnos cuenta de que van surgiendo fallos aquí y allá, normalmente, vamos dejando pasar el tiempo. En lugar de intentar evitar que vaya a más, que las averías sean más graves y costosas, no hacemos nada y, en ocasiones, solo reaccionamos cuando no nos queda más remedio. La salud y el bienestar de las inquilinos y propietarios que habitan el edificio es lo primero. Si no nos preocupamos de nosotros mismos ¿quién lo va a hacer? Es nuestra responsabilidad. Además, no solo estamos poniendo en riesgo nuestra integridad sino también la de los transeúntes que pasen cerca de nuestro edificio. El desprendimiento de tejas, la caída de partes de la fachada… pueden poner en grave peligro a los viandantes.

 

Y ¿por qué se deterioran los inmuebles? El paso del tiempo y las condiciones climatológicas son dos de los factores que más peso tienen en la aparición de problemas en el edificio. Aquí entraría lo que llamamos construcciones eficientes, aquellas que tienen en cuenta el entorno y la climatología a la hora de elegir los materiales para la construcción, la arquitectura y diseño del edificio etc. Pero, unos cuantos años atrás, esto no se tenía en cuenta.

 

El agua es el enemigo número uno. La humedad y las filtraciones de agua a través de las cubiertas de los edificios provocan la aparición del temido moho, altamente perjudicial para la salud; fallos estructurales…

 

El viento también ataca a la estructura de un edificio, sobre todo en aquellos de más de 15 metros de altura.

 

Cambios bruscos de temperatura. El calor dilata, el frío contrae. Y, de esta manera, se van resintiendo los muros y techos.

 

En los edificios antiguos, es más factible que afecten todos estos elementos de la naturaleza, ya que, como hemos mencionado al principio, no se hacía un estudio del entorno y de los agentes externos antes de construir el inmueble. Las rehabilitaciones de edificios, ver web, son imprescindibles, por nuestro bien y el de todos.