Raudo News
27 de Agosto de 2021 | 11:43
Accesibilidad

Sociedades más justas para personas con discapacidad

Tener libertad y autonomías completas para poder desplazarnos y hacer nuestras gestiones individuales debería ser considerado un derecho inalienable en todas las personas. Eso, con absoluta independencia de su situación personal. Ello nos lleva, como no podía ser de otra manera, a la situación concreta de los colectivos de personas con discapacidad, en plural porque son muchas y muy heterogéneas en función de sus obstáculos. Por ejemplo, no se enfrentará a los mismos problemas una persona ciega que una sorda, ni ninguna de ellas a alguien con movilidad reducida. En el primer caso, hay que considerar la Lengua de Signos o la información por audio, y en el segundo, recursos como las rampas de acceso a edificios o las sillas salvaescaleras.

 

Sin embargo, cuando una persona con alguna de estas discapacidades no puede hacer algún trámite personal sin ayuda, a menudo no se debe a que no pueda desenvolverse sola, sino a que la sociedad en la que vive, es decir, el pueblo, la ciudad, etc., no concede a la accesibilidad la importancia que merece. Una persona en silla de ruedas no tiene la responsabilidad principal de adaptarse a una serie de medios que no han sido creados para ella, sino que tiene derecho a que las empresas, las instituciones y los gobiernos la tengan en cuenta mediante la instalación, por ejemplo, de salvaescaleras en Madrid, la capital y por tanto ciudad que debería dar ejemplo.

 

Porque las situaciones de discriminación hacia las personas con discapacidad no dejan de repetirse. Lo hemos visto, sin ir más lejos, con la situación de la pandemia de la COVID-19, pues las normativas respecto al uso de mascarillas, por ejemplo, no tuvieron en cuenta que las personas sordas a menudo necesitan leer los labios. Al igual que las mascarillas transparentes o estudiar obligatoriamente en las escuelas la LDS debería ser obligatorio, también ocurre igual a la hora de construir edificios accesibles desde la base; es decir, con rampas, ascensores, baños adaptados y por supuesto salvaescaleras. Va siendo hora de que aprendamos que una sociedad justa es una sociedad que incluye a personas con discapacidad.