Raudo News
7 de Noviembre de 2019 | 12:44
ECONOMÍA

Por qué reutilizar antes que consumir

Estamos demasiado acostumbrados a consumir para todo. En realidad, la mayoría de las veces ni siquiera necesitamos hacerlo, pero nuestra mente está muy bien adiestrada por el sistema: creemos que es mejor comprar, acumular, antes que reparar y compartir.

Los conceptos de fondo comunitario, reutilización o autogestión nos suenan a otro idioma o, peor aún, los asociamos a ideas primitivas, como si pudiéramos definir lo que significa la palabra «primitivo», a menudo ligado siempre a significados eurocéntricos y racistas.

No necesitamos consumir tanto como lo hacemos, de igual modo que no necesitamos comer tanta carne como lo hacemos. Todo, desde las tiendas de moda hasta las industrias cárnicas, obedece a los intereses de unos pocos, materializados y simbolizados en las grandes corporaciones capitalistas.

Las promesas de satisfacción de necesidades, unas necesidades que esas mismas empresas nos han creado, aparecen muy bien reflejadas en perseverantes acciones de marketing y publicidad que, sin darnos cuenta, nos lavan el cerebro a base de repetición.

En estas circunstancias es cuando tenemos que hacer autocrítica, sobre todo si pretendemos llevar a cabo una de las acciones financieras más complicadas de la actualidad: comprarnos una casa. El mero hecho de calcular una hipoteca y solicitarla ya supone un gasto importante, de modo que sumar a ello la necesidad de comprar mobiliario, de acumularlo, cuando a lo mejor no es tan necesario como pensamos, solo empeora la situación. ¿Qué podemos hacer entonces para amueblar nuestro nuevo hogar? Muchas más cosas de las que pensamos.

Para empezar, quien se muda a una nueva casa no se deshace de los muebles que tenía en su otra casa, sea su piso de soltero/a o el piso de sus padres, de la noche a la mañana. Su cama, su estantería, su armario ropero, los utensilios de cocina y otras muchas cosas pueden, y ahí viene la palabra, reutilizarse. Comprar nuevo menaje de cocina o nuevos muebles en IKEA teniendo muchos aprovechables es absurdo.

En definitiva, antes de tirarnos de cabeza al consumismo desenfrenado deberíamos meditar las muchas alternativas existentes en la escala de grises del consumo. Ahorraremos mucho en el proceso.