Raudo News
17 de Diciembre de 2021 | 13:48
Accesibilidad

La mejoría en accesibilidad de las salvaescaleras

A menudo se dice que no suele haber personas con movilidad reducida en edificios públicos o eventos multitudinarios. Sin embargo, poca gente se pregunta por qué, o si realmente el espacio del que hablamos ha tenido en cuenta esta realidad y ha ofrecido medios y recursos confortables para que este colectivo de personas se sienta bienvenida y a gusto. Por ejemplo, ¿Es obligatorio subir y bajar escaleras para entrar y salir? En ese caso, ¿Cómo no vamos a conocer el motivo por el que una persona en silla de ruedas no acude? Lo cierto es que no podemos cambiar la arquitectura del edificio, pero sí estudiar los precios de salvaescaleras e incluir una en las prioridades inmediatas.

 

La ausencia de recursos de movilidad como el mencionado es más flagrante y preocupante de lo que parece. No hay más que entrar en cualquier edificio de viviendas. Si tenemos suerte, veremos tanto rampas de acceso del bajo al ascensor, como un ascensor que de hecho cumple todas las normativas de homologación en cuanto a tamaño para albergar sillas de ruedas. Incluso puede que veamos un cartel que ponga que las personas con movilidad reducida tienen prioridad de uso, algo común ahora que el aforo de los ascensores también se ha reducido, a veces a una sola persona, debido a las consecuencias incómodas de la pandemia del coronavirus.

 

Pero seguimos sin ver tantas sillas salvaescaleras como podría haber. Quizá veamos alguna que otra con suerte, pero hablamos de una ayuda de movilidad esencial que debería estar omnipresente en todo tipo de espacios. De alguna manera, se trata de una herramienta que en el imaginario colectivo ha quedado relegada al ámbito privado y personal.

 

Porque cuando pensamos en salvaescaleras, lo más probable es que nos venga a la cabeza una casa de dos plantas habitada por una sola persona y, tal vez, su familia, pero nunca una biblioteca, un edificio administrativo, y pocas veces un edificio de viviendas. Todo esto debe servir para señalar y subrayar que estas sillas, al igual que las rampas y los ascensores, son fundamentales en sociedades accesibles e inclusivas.