Raudo News
21 de Septiembre de 2020 | 14:19
Accesibilidad

Edificios accesibles con salvaescaleras

Hacer edificios públicos realmente accesibles debería ser siempre una prioridad de la arquitectura moderna, sobre todo en grandes ciudades superpobladas como Madrid. En la actualidad, muchos edificios construidos años atrás que no seguían estos preceptos inclusivos desde su planificación se están limitando a parchearse, y aunque eso es mejor que nada, no cabe duda de que lo que realmente funciona es planificar edificios accesibles desde su primera fase embrionaria. Es lo que se conoce como arquitectura sin muros y sin barreras, con rutas de acceso fáciles para personas con movilidad reducida, y con prestaciones que sirvan a gente sorda y ciega.

 

Dentro de los elementos y mecanismos que se deben contemplar a la hora de construir edificios accesibles se encuentran las sillas salvaescaleras. Muchos edificios públicos, por desgracia, siguen usando como excusa la falta de espacio para instalar dispositivos tan importantes para personas que se desplazan en sillas de ruedas, y que por la afluencia general de los ascensores se ven limitadas a la hora de hacer sus tareas cotidianas con rapidez y autosuficiencia. A esto es a lo que nos referimos con una planificación accesible desde la base: si la escalera y la planta no ofrecen hueco suficiente para instalar salvaescaleras, habrá que hacer escaleras más anchas, plantas más amplias.

 

El caso es que la accesibilidad nunca debería ser una opción, sino una obligación, y mucho más en el ejemplo de ciudad que hemos puesto. En Madrid viven aproximadamente seis millones de personas, cada semana los edificios públicos administrativos se llenan de gente, las oficinas se saturan, los centros comerciales no soportan ni la entrada de un alfiler. Las personas con movilidad reducida lo tienen especialmente difícil para moverse en estas circunstancias y, además, se sienten permanentemente discriminadas.

 

Algo tan simple como instalar salvaescaleras en Madrid puede mejorar sus circunstancias personales, puede abrirles las puertas que necesitan, puede eliminar sus obstáculos de desplazamiento principales. En resumidas cuentas, una ciudad sin accesibilidad no es una ciudad, y debemos empezar a considerar políticas de inclusión desde la base. Parchear funciona a cierto nivel, pero no es el ideal al que aspirar.