Raudo News
9 de Febrero de 2021 | 10:35
Pastelerías

Disfrutar y aprender en una pastelería industrial

¿Cuántas veces no hemos intentado hacer repostería tradicional o especializada en casa y no nos ha salido como hemos querido? A lo mejor hemos intentado imitar una elaborada y apetitosa tarta que hemos visto en el escaparate de alguna pastelería industrial de Madrid pero el resultado ha sido, cuanto menos, diferente, y sin duda muy alejado de la profesionalidad que vimos en aquel local. Pero no debemos olvidar que las personas que elaboran pasteles y dulces de manera profesional son reposteros con formación y posiblemente años de experiencia a sus espaldas. Aunque la repostería casera muchas veces no tiene nada que envidiarle, es lógico que no siempre alcancemos ese nivel.

 

Una de las mejores formas de aprender, más allá de ver tutoriales en YouTube o leer consejos de preparación de masas o coberturas en blogs especializados, es ir a menudo a uno de esos locales o, una vez que hemos adquirido algún bonito y delicioso producto de una fábrica de pastelería, paladear su sabor, leer atentamente sus ingredientes y, en la medida de lo posible, intentar imitar. Nos faltará información, como la cocción, pero podemos probar. Aunque no consigamos el mismo resultado, lo que de todos modos sería un plagio, haremos algo similar a nuestro estilo y en algún momento nos acabará saliendo redondo.

 

Mientras tanto, siempre que queramos podemos volver a esa pastelería para disfrutar de una galleta, una porción de tarta o una crepe con el estilo del lugar. Aunque todavía sigamos en medio de la pandemia global del coronavirus, hoy en día las pastelerías también garantizan la máxima seguridad con la desinfección constante, la distancia de seguridad y la mascarilla obligatorio de trabajadores y trabajadoras. En algún momento del futuro podremos volver a acudir a una pastelería sin que nada de eso sea necesario; y también, en algún momento de ese futuro, podemos disfrutar de los roscones de Reyes e intentar hacer el nuestro propio.

 

Porque quién sabe cómo serán las próximas Navidades. Una cosa es segura: mientras sigamos en condiciones de semiconfinamiento, podemos practicar repostería en casa cuanto queramos. Eso sí, ¡cuidado con gastar la levadura!