Raudo News
21 de Noviembre de 2017 | 10:07
OPINIÓN

Dejar las drogas, del consumo a la abstinencia

Por desgracia, es un hecho constatable, que el consumo de todo tipo de drogas ha ido en aumento en estos últimos años y lo peor es que la edad en la que se comienza a probar estas sustancias tan altamente adictivas es cada vez es cada vez más temprana.

El consumo de drogas no solo afecta a la salud y el estado físico y mental de quién las consume sino que el radio de acción negativo de la adicción afecta a las relaciones familiares, de pareja, laborales…

La persona engachada a las drogas se ve envuelta en un círculo del que le resulta cada vez más complicado salir y, a veces, simplemente toca fondo u ocurre algún hecho trágico que le hace recapacitar y tomar la decisión de dejar las drogas.

El primer paso para este duro camino tiene que ver con la voluntad férrea de la persona afectada de dejar este mal hábito. Sin embargo, una vez que toma conciencia de que quiere abandonar el mundo de las drogas, tiene la creencia de que puede hacerlo solo, que no necesita ayuda, que igual que entró un día, ahora puede salir.  Es cierto, algunos lo consiguen, pero la drogodependencia es una enfermedad y como tal hay que tratarla, se precisa de una intervención mulitidisciplinar en un centro especializado en el que encuentra la ayuda, el apoyo y la colaboración de un equipo humano que le acompañe a sobrellevar esta lucha que determina el paso del consumo a la abstinencia.

El paso del consumo a la abstinencia  pasa por varias etapas. La primera es la negación de que tiene un problema con las drogas. En la segunda fase ya empieza a reconocer que tiene dependencia hacia estas sustancias; se da cuenta de que las toma cuando tiene que hacer frente a un problema, cuando sale de fiesta… En la fase tercera, se siente enfermo y dependiente y está dispuesto a iniciar el tratamiento para dejar las drogas. La cuarta etapa es el comienzo del proceso de la cura, en este momento el apoyo familiar es muy importante. La última fase se centraría en estimular y fortalecer su logro en esta lucha y hacer hincapié en todo lo positivo que ha venido tras su recuperación; en definitiva, de lo que se trata es que encuentre los motivos suficientes para no recaer.

Dejar las drogas es un trabajo duro en el que se implica la persona afectada, los familiares, amigos y el personal del centro de rehabilitación. Es duro sí, pero, la esperanza es que se puede salir y volver a vivir. El testimonio de los que lo han conseguido es uno de los principales estímulos para los que comienzan.